La
sangre de derramaba por mis manos, el dolor punzante y ardiente sobre la
superficie de mi piel, el líquido se derramaba, caía y buscaba el infierno
siendo parada por el piso, las garras infernales abrazando mi cuerpo, mientras
las tinieblas mecían mi alma entre sus gélidos brazos, entre el calor de mí
infierno y las frías tinieblas de lo desconocido, cae mi cuerpo en el blando
colchón de mi cama, y la
sangre son mis lágrimas, la tinieblas son mis sabanas.
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