miércoles, 24 de mayo de 2017

La bestia en tierras salvajes


Por fin, después de tantos meses de viaje pude llegar a mi destino, en las frías montañas de Alaska, uno de los lugares más hermosos y místicos del mundo, un regocijo para la mente, pero que irónicamente, es uno de los mayores flagelos para el cuerpo, al menos para alguien como yo que no está acostumbrado a esta clase de climas, por suerte conocí a la gente adecuada y pude reunir todos los elementos necesarios para sobrevivir estas condiciones, no obstante , tengo comida suficiente solo para dos semanas y después de este tiempo deberé conseguir mis propios alimentos.
Seguí las indicaciones de los lugareños hasta una cabaña en medio de la nieve en la cual podría quedarme, según decían no le pertenecía a nadie, y era usada todos los años para albergar a los viajeros  que llegaban con ánimos de aventuras.
Llevaba dos horas caminando y ya podía sentir un dejo de arrepentimiento pasar por mi cabeza, sin embargo sabía que no podía acabar con mi aventura antes de terminarla, finalmente al cabo de 5 horas llegue al lugar de destino, era una cabaña bastante pequeña, sinceramente estaba un poco decepcionado , no esperaba que fuera demasiado fastuoso sin embargo, no se veía precisamente acogedor para ser un refugio año a año de muchas personas, supongo  que después de un par de días ya podre considerarlo como un hogar, y después de unas semanas como una mansión lujosa. Por ahora al menos servía para protegerse del gélido viento que me perseguía en aquel lugar y es bastante mejor y más confortable que dormir a la intemperie.
Después de un par de horas de ordenar el lugar (básicamente sacar la basura dejada por los anteriores “habitantes”) y de encender a duras penas unos maderos para general algo de calor, ara mí sorpresa pude encontrar algunas botellas de agua que posiblemente se les habían a quienes se quedaron aquí por última vez, así que  estaba bastante agradecido del destino por esta tan conveniente casualidad , por fin en la noche puede descansar algo y recostarme en la improvisada cama que arme en el suelo, no era la gran cosa, pero era más que suficiente con extenuado que me encontraba después de tantas horas de viaje.
Estaba mirando el techo, ya satisfecho de haber cumplido mi meta, ahora que lo pienso no había tenido la oportunidad de disfrutar del momento debido a tantas labores que debía cumplir, y mañana también habrá muchos quehaceres,  aunque en todo caso, no cambiaría esto por nada del mundo, después de todo esto ha sido uno de los grandes anhelos de mi vida, ser libre, ser por fin uno con la naturaleza y alejarme de este mundo rígido y frio en el cual estaba acostumbrado a vivir, prefiero ser devorado por un oso que tener que volver a ser un engranaje de la sociedad, es interesante como solo lejos de las personas puedo reencontrarme con mi humanidad. Me gusta la vida así hoy es la fría tundra de Alaska y mañana podría ser el calor del desierto, o la humedad de selva amazónica, ¿Quién sabe?
Lo de mejor de esta paz y quietud que brinda el lugar, es que  tengo una gran oportunidad de seguir escribiendo mis historias y una colección de los peores poemas que podría escribir un ser humano, aunque al menos en un lugar así la inspiración brota espontáneamente.
Es curioso que si bien no hay nadie a kilómetros a la redonda no me siento solo, el lugar me hace compañía  es casi como si pudiera sentir que me llama, que me habla, que me dice que puedo estar tranquilo pues todo estará bien.
Una ola de misterios me espera en los días posteriores, y me acecha la aventura,  sin embargo, esta noche solo puedo cerrar mis ojos y esperar que llegue pronto el primer amanecer de mi nuevo amanecer.
Despierto por la mañana, sé que me espera un nuevo día y una nueva vida. Salgo a explorar y primera vez puedo contemplar la majestuosidad del lugar, apreciar la magia  que rodea cada rincón de este sitio. Mientras recorría el lugar divisar una peculiar ave que surcaba los cielos, esta se detuvo y se posó sobre la rama de un árbol media alrededor de 60 cms, la parte posterior de sus alas era de un tono castaño oscuro y la parte inferior blanca y jaspeada de oscuro, su cabeza de igual manera era circundada de un tinte negro, poseía una cola larga y estrechas, estaba abstraído por su belleza cuando de pronto abre sus alas que median unos 160 centímetros de lado a lado, fue entonces cuando pensé que sería atacado por esta, no obstante esta apaciblemente ave emprendió el vuelo desapareciendo más allá del sol pero no sin antes mirarme fijamente los ojos como estableciendo mi destino e invitándome a volar con él.
Estuve recorriendo todo el día el hermoso paisaje que me envolvía, y mientras más exploraba y conocía sentía que más cerca estaba de mí mismo, cada rincón que descubría era una parte de mí que se revelaba. Camine y camine hasta que el sol comenzó a esconderse y fue ahí cuando decidí devolverme cuando aún estaba claro y antes de perecer por el crudo frio nocturno.
En mi camino de vuelta divise un gran animal similar a  un ciervo pero de mayor tamaño de un pelaje oscuro recubierto de un color blanco en el área del pecho y el cuello, también en su parte trasera y levemente en sus patas, poseía unas deslumbrantes astas de gran tamaño y que se ramificaban dando por resultado una peculiar forma, supuse era un caribú, un animal típico de la zona. Este animal me miraba, como tratando de dilucidar si yo resultaría una amenaza para el, yo también me lo preguntaba, teniendo en cuenta la escaza cantidad de alimentos que llevaba conmigo y al tiempo que pensaba quedarme era menester que consiguiera algo de comida pronto, sin embargo debido a no contar con un arma apropiada en ese momento para tal trabajo y a que como mi primer día en el hábitat de aquel animal me parecía un mala forma de presentarme ante aquel lugar, y que sería mala idea inaugurar mi estadía con la muerte del animal. Aunque en realidad parece que todo eso no son más que excusas pues nunca en la vida se me había pasado por la cabeza el matar a un animal, mi padre era muy fan de la aza, afición que yo no compartía para nada, pero esta situación es distinta ¿no?, al fin y al cabo esta vez es por necesidad, tal vez no sea hoy día pero tarde o temprano tendré que enfrentar esta situación, pues no tendré más remedio.
Mire al animal con lastima pues sabia el destino que le esperaba a él o a uno de los suyos. Finalmente me aleje del animal mientras este aun me observada con su mirada analítica y con un dejo de temor, que lamentablemente estaba justificado.
Al legar a mi “casa” me serví algo de comer, mientras pensaba en el encuentro con el animal, si estaba comiendo carne, ¿Cuál es la diferencia?, de alguna forma tenía que darme ánimos, armarme de valor y realizar tal acto que hasta hace algunos días me parecía aberrante.
Para poder cazar constaba con un rifle que fue un regalo de mi abuelo, supongo que él creía que un rifle era un buen regalo para un niño de 9 años, jamás pensé que tendría que ocuparlo, al menos le hice en caso en aprender a disparar, pero en fin ese es un problema de mañana y ahora solo me interesa el hoy.
Entonces escarbe un poco en mi mochila y extraje unas hojas y un bolígrafo del bolsillo  al lado de una copia de hacia rutas salvajes, fue entonces cuando me dispuse a escribir. Al cabo de unas horas termine de escribir unas historias que tenía incompletas y decidí seguir con mi diario en cual pretendía  escribir mis peripecias, no será producto de la ingenuidad pero me parece que es una historia digan de contar. Solo después de haber llegado a este exacto momento y detallar el cómo había llegado a esta cabaña fue cuando por fin puede recostarme con el fin de conciliar el sueño.
Al despertar, me levanto decido de conseguir comida antes de que sea tarde, tome mi rifle y otros artilugios necesarios, además de  provisiones y salí decidido a encontrar alimento.
Aún seguía con la intención de eludir a toda costa el recurrir a la violencia para realizar mi tarea así que mi intención era encontrar alguna planta o raíz comestible, aunque mis únicos conocimientos de la flora del lugar era lo que me había dicho la gente del lugar. Al cabo de unas horas había recogido algunas raíces, las cuales estaba seguro de que no eran venenosas, pero eso no sería suficiente ni siquiera para un día.
De pronto me encuentro con un caribú, no sé porque me parece que el animal es el mismo que hace menos de un día, sé que es un poco absurdo pero sentía que su mirada era la misma, solo que esta vez aun no me había notado, fue entonces cuando tome mi rifle y fije mi objetivo en el animal, puse mi dedo en el gatillo pero justo antes de jalarlo, tuve el instinto de mover el arma disparándole finalmente al tronco de un árbol, el animal al escuchar el disparo comenzó a correr hasta escapar de mi vista, tendría que ser más frio y calculador si es que quería tener comida si quería sobrevivir ahí más de dos semanas, además no podía darme el lujo de desperdiciar las balas.
Resignado me dirigí de vuelta a la cabaña, Ni siquiera pude leer o escribir  en mi diario no tenía animo de nada así que solo dormí esperando que llegara el otro día. Al día siguiente Salí a cazar nuevamente sin mucho éxito, puede encontrar algunas raíces y poco más. Por las noches seguía escribiendo en mi diario y leyendo alguno de los libros que lleve, los cuales ya se estaban haciendo pocos, en cuanto a la escritura toda era bastante fructífero, pero en cuanto a lo que era encontrar alimento resultaba bastante difícil y no había conseguido mucho, hasta paso moriría de inanición antes de poder cazar algo.
 No fue hasta una noche en la cual  iba de vuelta a la cabaña me encontré  con un animal pequeño, en un principio pensé que era un roedor pero después me di cuenta de que era muy grande para serlo, era más similar a un hurón pero de mayor tamaño y de un pelaje más oscuro y denso, estaba tranquilo, no había detectado mi presencia, así que tome mi rifle le apunte, mis manos tiritaban y mi frente sudaba, me costaba sostener el arma, este era el momento, el momento definitivo, era mi oportunidad o ahora o nunca, lo tenía en la mira y ya estaba decidido jale el gatillo y  con un disparo fulminante tome la vida del pobre animal.
Por fin había podido cumplir con mi cometido sin embargo as que satisfacción lo que sentí fue lastima por el animal y una sensación que me corrompía todo el cuerpo; era la culpa que me invadía, valía más mi vida que la del pobre animal, aunque luego pensé que era bastante hipócrita pensarlo, ya que había comido carne durante toda mi vida, aunque ahora distinto tomé la vida del animal por mis propias manos.
Mientras aún me debatía la naturaleza y la moralidad de mis acciones, volví a mi casa y me dispuse a preparar al animal para cocinarlo, no era mucha la carne que podría sacarle así que el cómo conservarla no era un problema. Le quite la piel al animal y comencé a cortarlo, dentro de las cosas que había llevado, no pensé en nada para darle sabor, no era mi intención convertirme en un chef durante el viaje, así que lo cocine tal cual en la “cocina” de leña que improvise, no estaba demasiado bueno pero en comparación a la comida en latada y la sopa para uno, me pareció un manjar de dioses. En ese instante ya no pude sentir arrepentimiento ni culpa. Esa noche me dormí mientras me repetía a mí mismo, “la primera es la más difícil”.
Pasaron unos días y la comida ya escaseaba, tenía comida para 5 días más y no había vuelto a tener suerte en mis cacerías diarias, así que tuve que racionar mucho más los alimentos. El hambre me perseguía durante todo el día, mi cuerpo me exigía comida que no podía  darle, por las noches ya no podía escribir nada pues en único en lo que pensé es en que comería mañana, o si tan solo volvería a comer, es difícil alcanzar niveles complejos de profundidad cuando se piensa en algo tan básico como lo es comer, no me imagine que en tan poco tiempo esto se volvería tan despiadado, estaba a merced de la naturaleza, es difícil, es difícil para los seres humanos que estamos acostumbrados a modificar nuestro ambiente según nuestras necesidades y gustos encontrarse de esa forma siendo parte dl ambiente un individuo más esperando a que la naturaleza me provea de comida.
Un día Salí a cazar al igual que los demás y después de un rato recorriendo el lugar me encontré con otro caribú, mas bien y por inverosímil que esto parezca creo haberme encontrado con el mismo animal, es como si la naturaleza me estuviera acechando, me estuviera desafiando a cumplir con lo que había dejado incompleto, después de pensármelo por unos segundos, me decidí el hambre es más fuerte que cualquier idea que podía tener en ese momento (a excepción del canibalismo), fue en entonces cuando sostuve el rifle mientras apuntaba al animal, y podía sentir su mirada esta vez desafiante, ya no era un animal indefenso si no un reto que debía cumplir, iba a ser la fuente de alimento que me impediría morir de inanición solo en un lugar desconocido, su muerte era mi única esperanza de sobrevivir, fue por todo esto que jale del gatillo con decisión la fuerza de mi propia naturaleza, matando al animal y junto con el mis ideales y mis impedimentos morales, era verdad, la primera vez es difícil pero ahora no fue más que satisfacción lo que invadió mi cuerpo, y no le di más vueltas al temas, porque lo que ahora me complicaba la ardua tarea de llevar el animal hasta mi hogar. Lo amarre y me lleve el animal a rastras, pero ya no importaba porque sabía que esta noche podría comer, por la envergadura del animal, tendría varios día hasta que se acabara su carne.
Al llegar me dispuse a preparar el animal, quitándole la piel y todo cuanto no era comestible, además se me ocurrió que sería una buena idea utilizar la piel del animal para fabricar una suerte de abrigo, para este invierno que era cada vez más crudo y frio. Después corte la carne en trozos de distinto tamaño y comencé a curar la carne con sal para sí mantenerla por mas días, comí un poco en la noche y anote mi hazaña en mi diario (el cual tenía muy abandonado) y luego me fui a dormir satisfecho.
Al día siguiente me encontraba un poco más tranquilo ya tenía que conseguir comida con tanta urgencia así que me dedique solo a explorar e intentar llegar más lejos de lo que había llegado, me tome un tiempo para lavar algo de ropa que llevaba en una parte de un lago que aún seguía sin congelarse, intente mirar si había algún pez que pudiera capturar pero no se veía nada, vivo en aquel lugar. Después de un tiempo no sabría decir cuánto, me dispuse a seguir recorriendo y Al cabo de unas horas me encontré con otro animal esta vez parecía un alce, era más grande, lo vi y me lamente no haber llevado el arma conmigo, pues habría sido una muy buena oportunidad, de obtener comida, es decir tendría suficiente para unos días,  pero para el tiempo que esperaba pasar tendré que conseguir mucha más, teniendo en cuenta que de todas formas no tenía con que matar al animal, concluí que no tenía sentido pensar en eso así que simplemente seguí caminando hasta que se me hizo tarde y tuve que volver con algunas raíces y algunos frutos que conseguí.
Después deje de escribir lo que hacía en mi diario y me limitaba a escribir una suerte de inventario con la comida que conseguía, para cuánto tiempo más alcanzaría y cuando debo conseguir el alimento con más o menos urgencia.
Después de un par de días se acabó la carne del caribú que había conseguido así que seguí comiendo las plantas que había encontrado además de unass nutrias, glotones y otros animales pequeños que puede conseguir. A se me estaban acabando las balas así que  debía conseguir cazar animales grandes puesto a que si no podría quedarme por mucho tiempo más en el lugar antes de quedarme sin comida y sin balas.
Un día como los otros Salí a cazar y a recolectar vegetales, y no me esperaba que  después de unas horas  el clima se pusiera tan agresivo como lo hizo, contaba con algunas bayas y un pequeño castor como saldo de la exploración de aquel día, la bayas me las fui comiendo durante el camino, de pronto y sin previo aviso el clima cambio, y azoto una despiadada tormenta de nieve que me impedía ver a lo lejos, es más, no era capaz deber más allá de mis manos, estuve caminando varios minutos, casi no podía sentir mis manos y gélido viento calaba  mis huesos, camine y camine hasta que encontré hasta que encontré algo similar a una cueva, según lo poco que podía ver, así que sin pensarlo entre, tenía que esperar a que pasara el mal tiempo para poder volver, lo único que tenía para calentarme era la tenue llama de un encendedor que llevaba en mi mochila, un enfrentamiento entre David y Goliat, una pequeña chispa que debía enfrentarse al frio despiadado que me acechaba y amenazaba con robarse hasta mi último suspiro, de pronto recordé que tenía un termo con algo de café, aun se mantenía caliente, vertí el líquido en mi boca y podía sentir como calentaba mi cuerpo y devolvía algo de mi vitalidad, podía sentir como mi vida volvía junto al sabor amargo del café, eso claro por unos segundos hasta que el frio volvía a invadir mi cuerpo. No sé cuánto tiempo habré estado porque perdí mi reloj en la tormenta, pero  se sintió como una eternidad, para más problemas el hambre comenzó a aflorar en mí, no hice caso en un principio porque pensé, que la tormenta acabaría pronto, pero después de ver que no fue así comencé a preocuparme, concluí que debería pasar la noche ahí.
Agazapado debajo de mi abrigo intentando conciliar el sueño o al menos no morir de hipotermia, era revise la cueva y no había nada con lo que pudiera generar calor, escarbe en mi mochila y encontré un cuadro con una foto, no sé por qué no lo había sacado. La foto era de mi familia, más específicamente de mi madre, mi hermano pequeño y yo, mi madre me regalo la foto antes de parir, para que por muy solo que me encontrar, al ver la foto me sintiera en familia. Lo había olvidado por completo, pero se me sería muy útil el marco de madera en este momento, saque la foto del cuadro y la guarde en la mochila, en ese momento encontré también un libro, bastante corto y con una ilustración de una familia de osos, tampoco recordaba tenerlo, era un libro infantil, me lo regalo mi hermano pequeño, dijo que era su libro favorito,  espero que me perdone por lo que estoy a punto de hacer. Cuando levanto la cabeza me fijo que la tormenta se detuvo, pero ya era muy tarde como para irme caminando, casi era de noche, sabía que tenía que esperar.
Arranca algunas hojas del libro y junto con la madera proveniente del cuadro, encendí una fogata improvisada, la cual fue suficiente momento para mantenerme caliente, al menos para pasar la noche. Intente dormir pero no puede conciliar el sueño, al cabo de unas horas sentía mucho hambre así que, extraje el pequeño castor que había conseguido e intente cocinarlo en la “fogata”, lo cual no resulto de la mejor manera ya que el fuego no era suficiente para cocer la carne del animal, por lo cual solamente lo calenté, y la carne aún seguía mayormente cruda, al comerlo podía sentir las fibras musculares entre mis dientes y esa textura viscosa de la carne, además de la sangre resbalándose entre mis dedos y fluyendo por mi garganta , adema de que no contaba ni siquiera con sal para la carne, fue algo bastante desagradable pero con el tiempo y el apetito que tenía, comencé a acostumbrarme. Al cabo de unos minutos puede quedarme dormido, y cuando desperté ya se asoma los primeros rayos del sol, bebí el último sorbo de agua que me quedaba y comencé a caminar hasta volver a mi hogar.
Muy cansado y sediento llegue por fin, y mi recosté, ese día no quería hacer nada más, fue suficiente aventura por el momento, a veces no dimensiono la gravedad de esto pero la muerte me espera a la vuelta de la esquina, honestamente pude morir, ahora solo quiero descansar.
Pasaron algunos días en los que nuevamente estuve sin poder cazar nada, parecía que la suerte me había vuelto a abandonar, es en estos momentos, cuando extraño un poco casa, tener todos los días una comida caliente en la mesa, aunque estos pensamientos solo abundan en  mi mente cuando la comida no abunda, porque la  mayor parte del tiempo pienso que no hay nada como la satisfacción de conseguir tu propio alimento y vivir en la naturaleza como parte de ella, los seres humanos nacimos para esto, creo yo, la sociedad solo te convierte en un robot, esto, esto es vida.
Salí por la mañana, como es de costumbre a ver si tenía suerte, hoy es el día clave, sino podía cazar nada hoy, entonces posiblemente mi estadía no duraría mucho más,  estaba nevando muy fuerte, sin embargo ya no sentía el frio de la misma manera, es extraño es como si me hubiera acostumbrado, lo cual parecía imposible en tan poco tiempo.
Pensé que ya no tendría sentido buscar en el mismo lugar que antes, así que trate de buscar otro lugar, es por esto que me dirigí esta vez montaña arriba, fue un trayecto bastante arduo de seguir, por momentos la montaña parecía demasiado inclinada y me era difícil mantenerme en pie. Camine por un par de horas, debí haber llevado más agua, no pensé que el camino sería tan extenuante, estaba ya fatigado y sediento, el camino parecía no acabar, y no se podía ver ningún animal cerca que pudiera servir para comer. De pronto mientras subía por la montaña pise por error una roca, la cual se deslizo causando de esta forma que mi pie resbalase y cayera pendiente abajo, no sé cuánto tiempo estuve rodando, porque en una de las vueltas mi cabeza azoto el piso con demasiada fuerza y perdí el conocimiento. Abrí los ojos, ya había pasado por ese lugar vi mi mochila en el suelo, y el rifle estaba descansando a varios metros de donde me encontraba, además de varias bayas, una botellas vacías y otros artilugios desparramados por todas partes  intente pararme, y me di cuenta de que mi pierna estaba lastimada, pensé que estaba quebrada, pero después de examinarla un poco me pareció que no era fractura, (estudie enfermería por un tiempo) aun que no podía estar seguro. De lo que pude observar fue una hemorragia bastante considerable, es curioso que no lo haya sentido en un principio, pero ahora el dolor punzante, me costaba respirar un poco, y mi pierna ardía de sobremanera.
Me arrastre a duras penas hacia la mochila, tome un poco de agua, me raje el pantalón por la parte de la herida, y vertí un poco de agua en este para limpiarla, la herida era bastante profunda, creo que me la hice con una rota afilada, pero no estoy seguro, después de limpiarme el corte, saque un pañuelo de la mochila y como pude lo amarre a mi pierna firmemente para intentar detener el sangrado estaba bastante lejos de casa, herido y con muy poca agua y casi sin comida.
Me arrastre hasta un árbol cercano, y sujetándome del tronco, puede ponerme de pie, estabilizándome en la pierna buena , mientras mantenida la lastimada en el aire, intente arrancar una rama del árbol, para poder apoyarme, la rodea con mis dedos y tire hacia riba y hacia abajo, cuando pareció trisarse, la jale hacia tras, pero la ramo no salió, sino que en vez de eso me tropecé y caí hacia atrás, me levante a duras penas otras vez, y recordé que tenía una navaja suiza en mi bolsillo, corte el trozo de madera y lo utilice como una suerte de bastón, y así puede caminar, fui a recoger mi mochila y el rifle , lo cual fue una difícil misión, coloque la mochila en mi espalda y el rifle al hombro, pero después andar unas segundos me di cuenta de que era demasiado peso para mi pierna en esas condiciones, entonces hice un hoyo en la nieve y guarde una serie de objetos que hacían peso en la mochila, deje también el rifle, y lo cubrí  con una manta, me fui con solo lo necesario y me puse a caminar.
Debía parar cada media hora pues no podía seguir caminando, entre el esfuerzo y el profundo dolor que sentía, ya no podía seguir avanzando, me podría desmayar en cualquier momento, además de que mi cabeza no había quedado muy bien después del golpe, si antes pensaba que el agua no sería necesaria ahora me parecía imposible, revise la botella que me quedaba con la triste sensación de que no sería suficiente, además mi apetito comenzaba a manifestarse cada vez con más fuerza. Me detuve a descansar, sabia quedaba aun la mitad del trayecto y ya no podía más con la combinación entre hambre sed, cansancio y el fulminante dolor, bebí un poco de agua, revise mi herida nuevamente y comí lo último que me quedaba de comida, no sé de donde saque fuerzas para pararme y seguir caminando, anduve varios metros, casi no podía ver nada, entre la confusión, solo camine y camine, con la esperanza de llegar a algún lado, el cansancio era demasiado, y cada paso era una tortura  ,me detuve,  tome un sorbo de agua y vertí también un poco en mi rostro tratando de reanimarme, casi sin energías seguí mi camino, camine y camine pero llego un punto en el cual no pude más, sin energías me desplome en el suelo, estaba cansado y sediento, seria capaz de matar por un sorbo de agua. Cuando por fin pude levantar la vista  me encontré con un diminuto animal que caminaba por ahí, se acercó a mí y y se recostó en mis pies, intente atraparlo pero este se alejó, como deseaba tener el rifle en ese momento, pensé mientras el hambre me destrozaba por dentro, ¿Por qué no lo traje?, ahora que lo pienso pude haberlo usado como muleta para apoyarme, pero siquiera paso por mi cabeza, ahora como atraparía al animal. Mientras este estaba distraído y poseído por el  deseo de comer, me abalance hacia el animal cayendo al suelo, pero logre atraparlo por el pescuezo, sin pensarlo extraje la navaja de mi bolsillo y fríamente deslice el cuchillo por la garganta del animal, mientras este aún se retorcía, la sangre brotaba de su cuello y al verla caer, mi sed se intensifico, e involuntariamente, ubique al animal sobre mi boca, mientras la sangre se deslizaba por mi garganta, podía sentir el sabor ferroso de esta, sentí ganas de vomitar que se disiparon luego. Cuando el animal dejo de retorcerse y yo me encontraba saciado, levanta la cabeza y puede ver como la cabaña estaba a tan solo unos metros, no sabía que pensar en ese momento con el cadáver del animal en una mano, la vara de madera en el suelo, y con la boca, cuello y parte de mi ropa cubiertas de sangre me dirigí a la cabaña.
Entre y lo primero que hice fue limpiarme la sangre y cambiarme la ropa, luego estaba el problema de que hare con mi pierna, me puse a escarbar en los estantes, en busca de algo que me pudiera servir para curar mi herida  después de escudriñar en todos los compartimentos, lo único que puede encontrar fue un poco de vodka, que sería suficiente, por el momento, pero la herida era demasiado grande y necesitaría suturarla, para esto lo único que pude encontrar fue un poco de hilo de pesca, unas pinzas y una aguja de cocer que encontré por casualidad botada en el piso, no me parecía demasiado seguro, pero no ha mas remedio. Limpie mi herida con un poco de agua, y la desinfecte con un poco de vodka, ardía bastante, pero pude a duras penas soportar el dolor, lo peor estaba por venir Deje la aguja en un remojar en poco de vodka para y después la  calenté con el encendedor, metí el hilo de pescar a través del agujero de la aguja y  la atravesé por mi piel, fue un dolor punzante, que estremeció todo mi cuerpo, pero aún faltaba bastante, después de la segunda puntada, ya no podía más, mis manos temblaban y todo empezaba a verse borroso, pero sabía que debía terminar  Seguí  suturando la herida hasta que ya estaba cerrada, al fin había pasado, tape la sutura con un pañuelo y pude descansar aliviado.
Después tome el animal y me dispuse a cocinarlo, pero cuando lo estaba cocinando, el hambre se hizo demasiado fuerte, así que no pude esperar hasta que estuviese cocido y lo tome y le di una gran mordida a la carne, ya el sabor no parecía tan desagradable, es más, después pude incluso disfrutarlo, lo cual no están extraño, es decir, hay gente que come la carne cruda, y hay preparaciones de este tipo en restoranes importantes, no es algo raro, ¿verdad?
Desperté por la mañana y me detuve a contemplar mi propio cuerpo, no recordaba tener tanto vello corporal, cada vez sentía menos frio, me sentía extraño en general me levante y me mire en un espejo que estaba en el suelo, nunca me había dado el tiempo de mirarme, de centrar la atención en mí mismo,  mi condición era deplorable, mis uñas estaban largas y sucias, mi piel estaba reseca y más oscura, resquebrajada aun que parecía bastante gruesa, áspera y dura , mire mis piernas y vi el vendaje que cubría la herida que me hizo temer por mi vida  , mi rostro era igual de lamentable, mi pelo estaba desordenado y bastante largo mi piel igual de descuidada, el área blanca de mis ojos estaban más amarillentos, mis dientes estaban amarillos y por un momento se me paso por la cabeza que estaban un poco más largos y afilados, después de contemplar aquel nefasto espectáculo, me dispuse a comer del animal que había cazado el día anterior, esta vez ni siquiera  intente  cocinarlo, sabía que era ya lo último de comida que me quedaba y que en mis condiciones no podría salir en varios días, pero eso  no importaba ya, porque al menos por el momento estaba satisfecho.

Pasaron un par de horas mientras estaba recostado en mi cama observando el techo, intentando ignorar el hambre, mi pierna me impedía salir a cazar, y el hambre me impedía pensar con claridad, era un ola de mala suerte la que me había azota o son las consecuencias naturales de mis decisiones, la naturaleza puede resultar más fría y cruel de lo uno se imagina y a la larga, eso afecta, he pasado por emociones fuertes y  dolores punzantes, y es solo el comienzo, la puerta hacia un mundo más salvaje y feroz, pero es el mundo real, no el mundo de fantasías en el que solía vivir, enclaustrado en esa realidad gris, falsa y manipulada, fui la marioneta de un oscuro titiritero invisible, incorpóreo, artificial, un ente casi demoniaco, esclavista, malevolente. Así pasaron horas, en oscuros pensamientos hasta que las ideas fueron dispersadas por el cansancio que a esas alturas era parte de mí y al final el sueño acabo por sepultar mis pensamientos.
Cuando desperté el sol  en el cielo brillante, excelso, majestuoso, contrastaba con la oscuridad que habitaba no tan solo mi habitación sino que también en mi mente, para variar el hambre perseguía cada uno de mis pasos, hablando de pasos, me di cuenta que ya contaba con la molestia al caminar, y la herida ya no me dolía, me quite el “vendaje” y revise la herida, que sorpresa me lleve al ver que esta había desaparecido y la remplazaba en su lugar una cicatriz que parecía estar ahí desde hace días, jamás había visto una herida cicatrizar tan rápido, estuve unos segundos absorto sin poder creer lo que mis ojos veían, pero no había tiempo para contemplaciones, había recibido una gran oportunidad y no pensaba desperdiciarla, fui en busca del rifle y los demás implementos, fue un viaje bastante largo en el cual mi pierna se resintió un poco, debo admitir que estaba vez el camino no fue tan extenuante ni arduo como antes, es más, en el camino de ida ni siquiera puede decir que estuviera cansado, fue de vuelta sin embargo, donde el agotamiento se hizo sentir, y así llegue a duras penas a la cabaña donde permanecí, hasta recobrar fuerzas y salir otra vez en busca de alimento.
Estaba caminando en medio de la nieve con el rifle en mis manos, me quedaban 5 balas y debía ocuparlas son cuidado, desperdiciarlas significaría que mi estadía en aquel lugar no duraría mucho más, recorrí un tiempo más,  en el lago llene algunas botellas de agua, e intente encontrar algún animal que sirviera de presa, pero fue en vano. La luna se posicionaba en el cielo y yo aún seguía en mi búsqueda, después de darme cuenta que la noche amenazaba con ocultar en su oscuridad todo camino y toda peligro, me propuse volver a casa, y lidiar con la infructuosa búsqueda, estaba caminando devuelta cuando veo un animal moverse en medio de la noche, sobre la rama de un árbol pude divisar sus inmensos ojos, era un búho que estaba posado en el árbol mientras ingería una clase de roedor pequeño, le apunte con mi rifle pero con lo pequeño del animal, a oscuridad de la noche y la pocas balas que restaban, no quise arriesgarme y me acerque al animal despacio, intente sostenerlo por el cuerpo pero este noto mi presencia, y emprendió el vuelo alejándose, perdiéndose en lobreguez de la noche.
Llegue a casa cansado y hambriento, me recosté en la cama y mi conciencia desapareció hasta que un rayo de luz entro por mi ventana y pego fuerte en mi cara, desperté con aun más hambre que el día anterior, y sin pensarlo dos veces volví a salir, camine durante un par de horas, y llegue a lo que parecía ser el borde de una montaña, estaba a varios metros de altura y apenas si podía ver el suelo, en la parte más sobresaliente de la orilla reposaba un ave de tamaño considerable, pude ver sus garras afiladas y sus plumas asombrosas, el animal miraba apaciblemente la inmensidad del paisaje, me acerque sigilosamente a esta, avance en cuclillas, pensé en dispararle pero concluí que era mejor idea intentar atraparla, graso error pues al momento de intentar capturarla, esta abre sus alas y comienza a volar, ante el movimiento, pierdo el equilibrio y caigo hacia delante, en ese instante pensé que caería hacia el vacío, y hacia una muerte seguro pero pude rápidamente sujetarme del borde con una mano, la cual soportaba todo el peso de mi cuerpo, en la otra tenía el rifle, que había logrado sostener, mire hacia abajo y rápidamente descubrí que si quería sobrevivir tenía que soltarlo, deje caer el arma que se perdió en el vacío y me sostuve del borde con las dos manos, tome impulso ubicando mis pies en una roca que se hallaba a la altura de mis rodillas, las extendí para levantarme mientras empujaba mi cuerpo hacia arriba pero fracase en el intento de subir, lo intenté otra vez, puse mis pies sobre la roca, y me levante sosteniendo el cuerpo en mis brazos cual gimnasta olímpico y me impulse hacia delante cayendo sano y salvo en la dura roca de la montaña.
Me había salvado de esta pero no tenía comida ni un arma para conseguirla, camine en dirección a casa, pero más o menos a la mitad del camino me detuve el hambre dominaba mi ser  y aunado al cansancio era incapaz de mover mi cuerpo, me senté a duras penas y a esas alturas esperaba ser devorado por algún animal salvaje, se estaba haciendo de noche, y no podría volver ni conseguir comida, a medida que seguía en ese lugar las cosas iban de mal en peor. Levanto lentamente la cabeza y veo un animal, bastante grande , de largos y gruesos cuernos ramificados, pasa a mi lado y me mira un tanto asustado, sin pensarlo ni por un segundo, me abalanzo sobre este, el animal comienza a correr y caigo al piso, casi sin energía motivado por el hambre, corro hacia el animal, este avanza de frente a mí con la clara intención de atacarme, logro eludirme y salto sobre el mientras me sujeto de sus cuernos, el animal corre mientras agitando su cabeza de un lado a otro, en ese momento saco un cuchillo de mi bolsillo y lo deslizo por su garganta, este cae al suelo, y clavo una vez más el cuchillo en su sienes, acabando con la vida del animal, no había tiempo para volver y para llevarlo, así que tome el cuchillo hice un corte a lo largo de su pecho y vientre, y comencé a comer del animal.
Estaba comiendo del animal abstraído, poseído por el sabor de la carne en mi boca, y sangre que se resbalaba por mis manos y mi cara, estuve horas y seguía desgarrando pedazos de carne y llevándolos a mi boca me ayudaba con el cuchillo en las partes más duras, así pasaron horas, no podía detenerme, cuando pude recobrar mi voluntad ya no quedaba casi nada del animal, no pude evitarlo, la carne me llamaba, acerque mi cabeza al cuerpo del animal y comencé sacar con mi boca los restos de carne adherido a sus huesos, una sensación extraña recorría mi cuerpo, mientras saboreaba la carne ensangrentada del animal, no pude sacarme esa idea y ese placer de mi cabeza hasta haber finalizado con el animal, me aleje de los resto de este, era un nuevo nivel de salvajismo, no podía creerlo, lo aberrante de mi acto, pero el placer no desaparecía de mi mente, la satisfacción era enorme y eclipsaba la repulsión que sentía por mi comportamiento, guarde el cuchillo y volví a casa. Ya era de noche, sin embargo podía ver con bastante claridad mucho más que antes, debía ser la luna que alumbraba con mayor brillo, llegue finalmente a la cabaña, pensé que no dormiría pensando en lo que me había pasado, pero no fue así, a los pocos minutos de acostarme caí profundamente dormido.
Salí al otro día, solo con la ropa que llevaba puesta, no pensé en nada más, deje en casa cualquier otro implemento que en otro momento habría sido menester para mí, pero que ahora no ocupaba ni una parte de mi tiempo, ni de mi memoria, ni siquiera la navaja de bolsillo que había resultado tan útil en ocasiones anteriores, ni una mísera botella de agua que podría significar la barrera entre la vida y la muerte, esta vez no quería determinar mí destino, ni resguardar mi propia vida, es por esto que deje de lado cualquier cosa que resultara en una ayuda en mí lucha por sobrevivir.
Estaba explorando ese paisaje una vez más, pero esta vez era distinto, pues ya no buscaba nada, solo era yo arrojándome a vivir la vida, pues la vida es aquello que pasa mientras estas ocupado haciendo planes, o eso había leído por ahí, deambulaba de un lugar a otro sin propósito, o mejor dicho mi propósito era no tener un propósito fijo, vivir la vida por vivirla, seguía el viento cual ave, y caminaba sin pretensiones ni expectativas, y también sin miedo ni prejuicios, todo era tal cual era, solo existía yo y el paisaje viviendo un dialogo eterno, me había vuelto parte del él.
Al cabo de unas horas, me detuve a beber agua de una pequeña vertiente, mientras tomaba un poco de agua pude ver mi reflejo proyectado en esta, se me dificultó reconocerme, para ser honesta ya quedaba poco de mí en ese reflejo. En ese momento pude divisar un pequeño animal que paseaba por ahí, sin pensarlo demasiado me acerque a este, y al parecer lo noto, pues de inmediato salió corriendo asustado, yo Salí detrás del el, corría lo más rápido de que pude, pero el animal era más rápido, yo intentaba apresurarme, y cuando el animal se encontraba a una distancia conveniente, me abalance sobre él y lo pude sostener del pescuezo, fue en ese momento cuando, al verme sin ningún arma con cual acabar la vida del animal, decidí rápidamente y sin mucho cuestionamiento, propinarle una mordida en el cuello del animal, casi al instante de clavarle los caninos e incisivos en su cuerpo,  la sangre tibia comenzó a emanar de su cuello, y rápidamente comencé a devorar al  animal, lentamente y con calma, pues tenía todo el tiempo del mundo , me ayude  de mis uñas, para extraer mejor los trozos carne, y al acabar con el cuerpo del animal, volví para beber un poco de agua y lavar las manchas de sangre de mi rostro y de mis manos. Al poco rato cayo la noche, pero no tenía apuro, me acomode entre unos arbustos apoyado en una roca y esa noche  la pase a la intemperie, acurrucado en el suelo, mirando las estrellas que titilaban en el cielo, y así pasaron los minutos hasta que caí rendido ante el sueño.
Desperro mientras la tierra acariciaba mi espalda, y el sol golpeaba mi rostro, ante el sonido del agua fluir y los arbusto bailar al son del viento que soplaba fuerte, había sido un sueño placentero, posiblemente una de las mejores noches de mi vida.
Pase el día como el anterior y como esperaba que fuesen los siguientes, no podía pensar en el futuro, pues era el presente el que me maravillaba, y solo cruzaban por mi mente  imágenes, de la belleza de las montañas, los lagos, los árboles, los animales, arbustos, los rayos del sol incidiendo en el agua, las aves volando, y desapareciendo en el horizonte, como se puede pensar en el futuro con tamaña hermosura que rodea cada rincón de ese místico paisaje.
Al caer la noche, me recosté en suelo, con la idea de dormir, en la quietud de la noche, interrumpida por el aullido de un animal, que resonaba en todo el lugar, cerré mis ojos, y antes de poder conciliar el sueño, escuche unas pisadas que acercaban a mí, abrí los ojos y pude ver esos ojos siniestros mirándome, un animal que me acechaba, pude ver sus colmillos afilados, y su rostro ansioso de convertirme un su presa, me miraba aquel lobo, fueron segundos, pero se sintieron como horas, en las cuales inmóvil solo observaba sin hacer nada, fue entonces cuando el animal se lanzó hacia mí, yo rápidamente rodé en el suelo, eludiendo su ataque, este giro de pronto, y arremetió velozmente contra mí, logro eludir una vez mas o eso pensé, pues el animal había rasguñado mi pierna, que sangraba sin que me diera cuenta, finalmente el lobo en un tercer ataque, se posiciona sobre mí con sus patas en mi pecho, y me mira con su sonrisa macabra, en ese momento, lo sujeto por el cuello y lo quitó de encima, el animal era fuerte pero yo lo era más, lo sujeto fuertemente del hocico, sin embargo ese se liberó y de repente mordió mi brazo, apretaba fuertemente con sus mandíbulas, mientras yo golpeaba su cabeza con la intención de que me soltase, pero este no daba tregua, lo sujeto por cuello, cada vez con más fuerza hasta que este me suelta y emite un alarido, lo presiono contra el suelo, y  acerco mi boca a su cuello y  la abrió para aprisionar el animal con las fauces, mientras la sangre comenzaba a brotar y el animal aullaba de dolor, apreté más fuerte y seguí mordiendo  hasta atravesar todo el cuello del lobo. El animal dejo de moverse y lo solté, me hallaba allí en el suelo cubierto de sangre y la bestia que amenazaba se encontraba sin vida mientras su sangre era tragada por la tierra. Y la luz de la luna, residía el cadáver del lobo y el cadáver de lo que yo había sido  
A medida que pasaban los días más me costaba reconocerme a mí mismo hasta que llegó el momento en cual deje de intentarlo, no sé si era mi mente la que me jugaba trucos o era la misma naturaleza, la cual distorsionaba las cosas, pero algo estaba claro, ya no era el mismo, los cambios de mi cuerpo solo reflejaban, el deterioro de mi mente, la soledad con el tiempo, logra desollar la tela de la consciencia, y realidad y ficción se funden en un confuso menjunje de ideas y divagaciones sin sentido, la mente se destruye producto de su propio salvajismo, y del instinto reprimido que busca salir mediante zarpazos que desgarran la cordura, que ya poco quedaba dentro de mí, mientras se caía a pedazos una realidad inventada  escrita y dirigida, por la humanidad, y su deseo por querer ser distintos, por renegar de su propia naturaleza hasta el punto de creerlo como una realidad absoluta e incuestionable, ¿cuánto se puede escapar de aquello que es parte de nosotros que nos sigue sigilosamente, pero que jamás se despega de nuestra esencia?, ese es el secreto mejor guardado de la humanidad, desde que el hombre, definió su condición como tal, desde que conocemos nuestras diferencias ignoramos las similitudes, y nos refugiamos detrás de un lenguaje elaborado, un sociedad jerarquizada y ordenada, detrás de valores morales que trascienden el instinto, detrás de las ciencias y las artes, detrás del concepto de libre albedrio, detrás de las religiones, detrás del concepto mismo de dios, detrás de la cultura. Y hoy todo lo que ocultamos por tantos años sale a flote, a la luz de esta luna, bajo el fulgor de las estrellas, sobre la tierra fría, mancada ya de tanta sangre, bajo el cantar de las aves y el aullar de los lobos, el fluir del agua, y las hojas de los arboles mecidas por el viento.
Corría a través del bosque, como huyendo de un ente invisible que perseguía mis pasos, corrí hasta alcanzar el lago que reflejaba la majestuosidad y esplendor de la luna que reposaba en medio del cielo, me acerque al agua que circulaba  tenuemente, en ese momento vi los ojos de una bestia que me miraba fijamente, esos ojos amarillos y profundos que me miraban de manera apacible, y esos dientes afilados que sonreían de manera escalofriante, su rostro cubierto de abundante pelaje, este no se movía solo miraba como examinándome, escudriñando en mi interior, después de un instante comprendí…..esa bestia era yo.


                                                    

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